AYMARAN DOLL BOLIVIA

FAST FASHION v/s SLOW FASHION

¿Alguna vez te preguntaste si un senegalés perdió tres dedos al fabricar la polera Zara con vuelos que ya no usas, que está guardada al fondo de tu cajón, porque, según tú, está “pasada de moda”?

Suena bastante perturbador ¿verdad?, pero es una realidad del día a día en la cadena de empresas subcontratistas de diferentes marcas como: H&M, Forever21, Uniqlo, Gap, Old Navy, Topshop/Topman, Zara, Mango, y American Apparel, entre otras.

Bienvenidos al mundo de la “FAST FASHION”, o la “moda rápida”, como también le dicen. Son esas prendas que vienen a ser como la comida rápida del mundo de la moda. Son tendencias que desaparecen en un abrir y cerrar de ojos, son de precios bastante accesibles, cuentan con material de baja calidad, no son ecoamigables con el medio ambiente, y lo peor es que para su producción, se explota a muchas personas haciéndolas trabajar catorce horas diarias, sufriendo accidentes y vulnerando sus derechos.

Muchas de estas prendas las encontrarás también siendo publicitadas por influencers y bloggeros de moda en plataformas como Instagram o tiktok.

La idea de las grandes multinacionales es que consumas lo más que puedas y de manera rápida. Mientras te estás probando por primera vez esos “biker shorts” que compraste, que están tan de moda, en ese mismo momento se crea otra tendencia que los dejará atrás.

Si decides entrar de lleno al mundo de la “fast fashion”, serás como un perro detrás de un hueso sujetado SIEMPRE por una cuerda, y no habrá manera de que ejerzas tu soberanía en la moda, pero pensarás que así lo es, porque eso te harán creer.

No es malo consumir McDonalds de vez en cuando, pero ciertamente sería nocivo hacerlo todos los días. Es lo mismo cuando solamente compramos prendas que pertenecen a la “moda rápida”, ya que nunca se desarrolla el estilo propio y es fácil convertirse en una “víctima de la moda”. Cuando esto ocurre, uno se separa de lo que realmente le gusta o nunca llega a descubrirlo.

Muchas prendas, accesorios y colores llegan a imponerse tanto comercialmente, que terminan uniformando a la gente, y hacen que el individuo caiga en un espacio poco personal.

Lo mejor es invertir en pocas prendas de calidad. Esas que son básicas y que perduran en el tiempo: un buen abrigo trench; un vestido negro; un par de jeans rectos y de buen material; un abrigo negro de diseñador; una polera a rayas en blanco y negro de manga larga y de algodón; y una cartera y zapatos de taco negros de material de alta calidad (pueden ser de cuero ecológico). Irónicamente se obtienen más y mejores outfits con pocas prendas básicas y de calidad, que con muchas prendas de la “moda rápida”. Estos implementos y atuendos que son atemporales y siempre lucen bien se llaman “Slow Fashion”.

¿Alguna vez pensaron en como lo hacen las francesas? Siempre se ven hermosas, “chic”, y sensuales sin esforzarse demasiado. Su rostro siempre está impecable independientemente si usan maquillaje o no, su cabello recogido o suelto siempre está en el mejor estado, y no necesitan usar escotes, minifaldas, u atuendos llamativos para robarse todas las miradas.

Ellas también son un buen ejemplo de la “slow fashion”. En París, por ejemplo, los departamentos tienden a ser pequeños, por ende, los closets también. Allá, una persona no se puede dar el lujo de comprar ropa en exceso, por lo que son bastante inteligentes al momento de elegir sus prendas, y optan por la “slow fashion”. Saben que con pocas prendas básicas y de calidad podrán siempre verse “chic”. Otro referente de la ”Slow fashion” es Audrey Heprun.

Por otro lado, el referente o la reina de la “fast fashion” es la estrella de reality, Kim Kardashian, quien en cada foto de Instagram nos revela cada micro tendencia que dura una milésima de segundo y que a diferencia de quienes siguen esta moda, genera cuantiosos ingresos por “disfrazarse” cada vez que las grandes multinacionales se lo piden.

En resumen “slow fashion” es sinónimo de “Smart fashion”.